Toma y Lee – 21 de junio

Domingo XII del Tiempo Ordinario

“NO TENGAIS MIEDO”.

No es pecar de dramatismo el constatar que crece el miedo social, la sospecha de todo, la inseguridad y la necesidad de defenderse y buscar cada uno su salida en la vida. La vida está cada vez más difícil o, al menos, así lo percibe mucha gente que no ve claro el futuro.
Este miedo no se manifiesta siempre de la misma manera ni tiene los mismos efectos en todos. Hay quienes sienten necesidad de consumir más para sentirse más protegidos, y de lanzarse a una vida de divertimiento que les permita olvidar los problemas de cada día. Hay quienes caen en la pasividad, la resignación y el desencanto, pues se sienten dominados por una sensación de impotencia. Es posible también que un número no pequeño de personas busquen en la religión la seguridad que no encuentren en otra parte. Ahora bien, cuando lo que nos empuja a lo religioso es el deseo de seguridad y no la búsqueda de sentido, la fe corre el riesgo de ser mal entendida e incluso manipulada. El hombre necesita descubrir una esperanza definitiva y una fuerza que dé sentido a su luchar diario. Necesita encontrar un principio perenne de nuevas posibilidades, una razón para vivir, una confianza para morir. El que ha comprendido a Jesucristo, entiende sus palabras: «No tengáis miedo». Pues la fe es quizás antes que nada, fuerza contra todo miedo y osadía para seguir creyendo en el futuro del hombre desde un compromiso humilde y desde una confianza ilimitada en el Padre de todos.

“Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti. (San Agustín) ” (San Agustín)

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Jeremías 20, 10-13

Dijo Jeremías:
«Oía la acusación de la gente: «Pavor-en-torno, delatadlo, vamos a delatarlo».
Mis amigos acechaban mí traspié: «A ver si, engañado, lo sometemos y podemos vengarnos de él”.
Pero el Señor es mi fuerte defensor: me persiguen, pero tropiezan impotentes.
Acabarán avergonzados de su fracaso, con sonrojo eterno que no se olvidará.
Señor del universo, que examinas al honrado y sondeas las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos, pues te he encomendado mi causa!
Cantad al Señor, alabad al Señor, que libera la vida del pobre de las manos de gente perversa»

SALMO

Sal 68, 8-10. 14 y 17. 33-35
Señor, que me escuche tu gran bondad.
Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre.
Porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí R.

Pero mi oración se dirige a ti, Señor, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mí. R.

Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra,
las aguas y cuanto bulle en ellas. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 12-15
Hermanos:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron…
Pues, hasta que llegó aunque la Ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputaba porque no había ley. Pese a todo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que tenía que venir,
Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 26-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se venden un par de gorriones por uno céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; valéis más vosotros que muchos gorriones.
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos»

Avisos

Superado el estado de alarma la parroquia mantiene la prudencia y el cuidado, con limpieza y uso de mascarillas cuando no se pueda asegurar la distancia suficiente

La parroquia, y sobre todo Cáritas, sigue funcionando de forma telemática, por email, whatsapp o por teléfono
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El templo está abierto desde las 12 de la mañana hasta las 21 ofreciendo un espacio de oración. Para la atención sacramental contactad con los sacerdotes.

Adoración Eucarística – Sagrado Corazón

”El Corazón de Jesús es el símbolo por excelencia de la misericordia de Dios; pero no es un símbolo imaginario, es un símbolo real, que representa el centro, la fuente de la que ha brotado la salvación para la entera humanidad”. (PAPA FRANCISCO)

La puedes seguir por internet a partir de las 19,00
https://www.youtube.com/channel/UC2AZ6zykTHpQJoKTio23XaQ

El pasado domingo celebrábamos la fiesta del Corpus Christi, el Cuerpo de Cristo que somos todos, el Cuerpo de Cristo que se parte y reparte, que repartimos compartiendo lo que somos.
En 1675, Santa Margarita María de Alacoque tuvo una visión de Jesús que el enseñaba su corazón, envuelto en llamas y le decía “He aquí el corazón que ha amado tanto a los hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse para demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibo de la mayoría sino ingratitud”.
Tener una visión no sólo es algo místico, es también una forma de expresar que te das cuenta de algo, que tu alma percibe una imagen que te hace comprender algo nuevo de Dios. «Mi corazón está tan apasionado de Amor a los hombres que no pudiendo contener en él las llamas de su ardiente caridad es necesario que las derrame»
Un corazón en llamas, coronado de espinas, con una herida abierta de la que brota la sangre y en la que se planta una cruz. Son símbolos que expresan ese lo que Dios nos quiere, como si su corazón se «partiera» de amor por los hombres, se «derritiera» por nosotros, como si estuviera ardiendo de amor.
Lo celebrams después del Corpus para entender que lo central de la presencia de Dios entre nosotros no es que nosotros los tengamos cerca, sino que El se muere por estar cerca de nosotros.

Danos un corazón, grande para amar,
danos un corazón, fuerte para luchar.

1.- Hombres nuevos creadores de la historia,
constructores de nueva humanidad,
hombres nuevos que viven la existencia
como riesgo de un largo caminar.
2.- Hombres nuevos luchando en esperanza,
caminantes sedientos de verdad,
hombres nuevos sin frenos ni cadenas,
hombres libres que exigen libertad.
3.- Hombres nuevos amando sin fronteras,
por encima de razas y lugar,
hombres nuevos al lado de los pobres,
compartiendo con ellos techo y pan.

Sermón 70 A
La lengua del Señor, llama y dice: Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera. Quien no está fatigado, no escuche; quien, en cambio, sienta fatiga, escuche: Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados. Quien no se encuentre cargado, no escuche; pero quien se siente cargado, escuche: Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados. ¿Para qué? Y yo os aliviaré.

Todo el que está fatigado y va cargado, busca alivio, desea el descanso. ¿Y quién no está fatigado en este siglo? Que me digan quién no se fatiga ya en el trabajar, ya en el cavilar. Se fatiga el pobre en sus tareas; se fatiga el rico en sus cavilaciones. El pobre quiere tener lo que no tiene, y se fatiga; el rico teme perder lo que tiene, y queriendo acrecentarlo con lo que no tiene, se fatiga más. Por otra parte, todos llevan sus cargas, cualesquiera pecados, que oprimen la cerviz orgullosa. Con todo, esa cerviz orgullosa se yergue bajo tan gran mole y, aun abrumada de pecados, se infla. Por eso dijo el Señor, ¿qué? Yo os aliviaréTomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí.

Despiértame, Señor, cada mañana
para que aprenda de nuevo a amanecer.
Despiértame, Señor, pon tu mirada en mi corazón
para que en todo hoy te pueda encontrar y alabar.
Despiértamen, despiértame
despiértame, despiértame.

¿Qué, Señor? ¿Qué aprendemos de Ti? Sabemos que eres la Palabra que existía en el principio, y la Palabra de Dios cabe Dios, y la Palabra Dios2. Sabemos que todas las cosas fueron creadas por ti3, las visibles y las invisibles. ¿Qué aprendemos de Ti? ¿A mantener suspendido el cielo, a consolidar la tierra, a extender el mar, a difundir el aire, a llenar todos los elementos con los animales adecuados, a ordenar los siglos, a hacer que trascurra el tiempo? ¿Qué aprendemos de Ti? ¿Acaso quieres que aprendamos las mismas cosas que hiciste en la tierra? ¿Quieres enseñarnos eso? Entonces ¿aprendemos de Ti a limpiar a leprosos, a expulsar demonios, a cortar la fiebre, a mandar al mar y a las olas, a resucitar muertos? Tampoco es eso —dice—. Di, entonces, qué. Que soy manso y humilde de corazón. Se abajó a ser humilde tan gran excelsitud y ¿se estira el hombre? Encógete, redúcete, hombre, a la medida del humilde Cristo, no sea que, al estirarte, te rompas.

Aprended de mí —dijo— no a crear las criaturas; aprended que soy manso y humilde de corazónExistía en el principio: ¿hay algo más excelso? La Palabra se hizo carne1: ¿hay algo más humilde? Manda al mundo: ¿qué hay más excelso? Cuelga de un madero ¿qué hay más humilde? Si él sufre por ti estas cosas, ¿por qué tú aún te yergues, aún te hinchas, fuelle inflado? Dios es humilde, y ¿eres orgulloso tú? Como dijo: Excelso es el Señor y mira las cosas humildes2, quizá digas tú: «A mí no me mira». ¿Qué habrá más desdichado que tú si, en vez de mirarte, te desprecia? La mirada implica compasión, el desprecio desdén. O quizá, como el Señor mira las cosas humildes, piensas que le pasas inadvertido, pues no eres humilde, eres altivo, orgulloso. Aquí no te ocultas a los ojos de Dios. Mira lo que dice allí: Excelso es el Señor. Sin duda es excelso. ¿Buscas escaleras para subir hasta él? Busca el madero de la humildad y ya has llegado. Excelso es el Señor y mira las cosas humildesEn cambio, las elevadas —para que no pienses que pasas inadvertido porque eres orgulloso—: en cambio las elevadas las conoce desde lejos13. Las conoce, pero de lejos. La salvación está lejos de los pecadores14. ¿A las humildes cómo las conoce? De cerca. ¡Maravillosa estrategia del Omnipotente! Es excelso y mira las cosas humildes de cerca; los orgullosos están altos y, sin embargo, el Excelso los conoce de lejos. Cerca está el Señor de los que tienen el corazón contrito, y dará la salvación a los humildes de espíritu15. Por lo tanto, hermanos, que el orgullo no se hinche en vosotros, sino que se pudra. Sentid horror de él, arrojadlo lejos. Cristo busca al cristiano humilde. Cristo está en el cielo, Cristo está con nosotros, Cristo está en los infiernos, no para ser retenido en ellos, sino para abrir sus puertas. De esa categoría es nuestro guía. Está sentado a la diestra del Padre, pero nos recoge de la tierra, a uno de un modo y a otro de otro; al uno con una dádiva, al otro con un castigo; al uno con la alegría, al otro con la tribulación. Recójanos el que recoge16. Recójanos, para que no perezcamos. Recójanos y llévenos al lugar donde no perecemos; llévenos a la región de los vivos17 en la que se reconocen los méritos y la justicia recibe la corona.

Quiero hablar de un amor infinito
Que se vuelve niño, frágil
Amor de hombre humillado
Quiero hablar de un amor apasionado.
Con dolor carga nuestros pecados
Siendo rey se vuelve esclavo
Fuego de amor poderoso
Salvador, humilde, fiel, silencioso.
Amor que abre sus brazos de acogida
Quiero hablar del camino hacia la vida
Corazón paciente amor ardiente
Quiero hablar de aquel que
Vence la muerte.

Quiero hablar de un amor generoso
Que hace y calla amor a todos
Buscándonos todo el tiempo
Esperando la respuesta al encuentro.
Amor que abre sus brazos de acogida
Quiero hablar del camino hacia la vida
Corazón paciente amor ardiente
Quiero hablar de aquel que
Vence la muerte
.
Quiero hablar de un amor diferente
Misterioso inclaudicable
Amor que vence en la cruz
Quiero hablar del corazón de Jesús.
Amor que abre sus brazos de acogida
Quiero hablar del camino hacia la vida
Corazón paciente amor ardiente
Quiero hablar de aquel que
Vence la muerte
.
Amor que abre sus brazos de acogida
Quiero hablar del camino hacia la vida
Corazón paciente amor ardiente
Quiero hablar de aquel que
Vence la muerte.

Quiero hablar de aquel que
Vence a la muerte.

Sermón 142
Pensad en la fragilidad humana, hermanos míos; mientras vivís, corred para vivir; para no moriros de verdad, corred mientras vivís. No se ha de temer la disciplina de Cristo. Mi yugo es suave y mi carga, ligera, grita él en este mismo capítulo que poco antes he tratado —Aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón; pues mi yugo es suave, y mi carga, ligera6—, ¿y tú disertas en contra y dices: «Todavía no quiero ser un fiel, no puedo»? ¿Qué significa «no puedo», sino que el yugo de Cristo es áspero y su carga pesada? ¿Así que tu carne te sugiere la verdad y Cristo miente? Él dice «es suave», y tu frivolidad dice «es áspero»; él dice «es ligera», y tu frivolidad dice «es pesada». Más bien, créele a Cristo que su yugo es suave y su carga ligera. No trepides, con cuello intrépido ponte debajo. Tanto más suave a tu cuello será el yugo, cuanto el cuello mismo sea más fiel.

Por qué tengo miedo si nada es imposible para ti (x4)
Por qué tengo tristeza si nada es imposible para ti (x4)
Nada es imposible para ti, nada es imposible para ti

Por qué tengo dudas si nada es imposible para ti (x4)
Enséñame a amar, por qué nada es imposible para ti (x4)
Nada es imposible para ti, nada es imposible para ti

Tú te hiciste hombre por qué nada es imposible para ti (x4)
Tú venciste la muerte por qué nada es imposible para ti
Tú venciste la muerte por qué nada es imposible para ti
Tú estás entre nosotros por qué nada es imposible para ti
Tú estás entre nosotros por qué nada es imposible para tiNada es imposible para ti, nada es imposible para ti

Por qué tengo miedo si nada es imposible para ti
Por qué tengo miedo si nada es imposible para ti
Nada es imposible para ti, nada es imposible para ti

Sermón 96
Mi yugo es suave y mi carga ligera. La caridad convierte en suave lo que los preceptos tienen de duro. Sabemos qué grandes cosas hace el amor. Con frecuencia este amor es reprobable y lascivo: ¡cuántas calamidades han sufrido los hombres, por cuántas deshonras han tenido que pasar y tolerar para llegar al objeto de su amor! Es igual que se trate de un amante del dinero, es decir, de un avaro; o de un amante de cargos públicos, es decir, de un ambicioso; o de un amante de los cuerpos hermosos, es decir, de un lascivo. Pero ¿quién puede enumerar todos los amores? Considerad, sin embargo, cuánto se fatigan todos los amantes y, no obstante, no sienten la fatiga; y más fatigas asumen cuando alguien les impide sufrir esas mismas fatigas. Si, pues, la mayor parte de los hombres son como son sus amores, de ninguna otra cosa debe uno preocuparse en la vida sino de elegir lo que ha de amar. 

Sermón 344
En esta vida, toda tentación es una lucha entre dos amores: el amor del mundo y el amor de Dios; el que vence de los dos atrae hacia sí, como por gravedad, a su amante. A Dios llegamos con el afecto, no con alas o con los pies. Y, al contrario, nos atan a la tierra los afectos contrarios, no nudos o cadena alguna corporal. Cristo vino a transformar el amor y hacer, de un amante de la tierra, un amante de la vida celestial; por nosotros se hizo hombre quien nos hizo hombres; Dios asumió al hombre para convertir los hombres en dioses. He aquí el combate que tenemos delante: la lucha contra la carne, contra el diablo, contra el mundo. Pero tenemos confianza, puesto que quien concertó el combate es espectador que aporta su ayuda y nos exhorta a que no presumamos de nuestras fuerzas. En efecto, quien presume de ellas, en cuanto hombre que es, presume de las fuerzas de un hombre, y maldito todo el que pone su esperanza en el hombre1Los mártires, inflamados en la llama de este piadoso y santo amor, hicieron arder el heno de su carne con el roble de su mente, pero llegaron íntegros en su espíritu hasta aquel que les había rendido fuego.

Me puede faltar todo en la vida
Me pude faltar hasta la vida
Pero nunca quiero que me falte
El deseo de amarte hasta el final
Hasta la locura te amo, Señor
Ya no quedan dudas en mi corazón
De que te amo (De que te amo)
De que te amo, Señor

Hasta la locura te amo, Señor
Ya no quedan dudas en mi corazón
De que te amo (De que te amo)
De que te amo, Señor

Quiero amarte hasta el extremo
Sin reservas darme por entero
Como los que se han enamorado
Yo te canto, mi amado, hasta el final
Hasta la locura te amo, Señor
Ya no quedan dudas en mi corazón
De que te amo (De que te amo)
De que te amo, Señor

Hasta la locura te amo, Señor
Ya no quedan dudas en mi corazón
De que te amo (De que te amo)
De que te amo, Señor

Domingo de la Trinidad

Tres personas distintas, y un solo Dios verdadero

«El Padre no es el Hijo, y el Hijo no es el Padre, y el Espíritu Santo, llamado Don de Dios, no es ni el Padre ni el Hijo, luego son ciertamente tres … Sin embargo, cuando se nos pregunta qué son estos tres, tenemos que reconocer la indigencia extremada de nuestro lenguaje. Decimos tres personas para no guardar silencio, no para decir lo que es la Trinidad».
(San Agustín, La Trinidad 5, 10)

Hay una leyenda medieval que imagina a San Agustín reflexionando sobre qué es la Trinidad y cómo puede Dios ser Uno y al mismo tiempo ser tres. Es como si en matemáticas escribiéramos «3=1″. Mientras pensaba estas cosas San Agustín se encuentra con un niño que quiere meter en un agujero de la playa todo el mar….»Eso es imposible», le dice San Agustín, y entonces el niño le dice «¿y tu quieres meter a Dios dentro de tu cabeza?»

Dios es demasiado complejo y distinto de nosotros, pero San Agustín no se resignó a no entender a Dios. No podemos comprender cómo se puede ser uno solo y al mismo tiempo ser tres distintos, pero quizás sí podemos contemplarlo y «verlo» aunque no sepamos «describirlo»….por eso dice San Agustín que hay una «indigencia extrema en nuestro lenguaje».

Quizás cuando nos faltan palabras, nos sobran acciones.

Esta imagen de terracota es de sor Caritas Müller, una monja dominica del monasterio de Cazis, en suiza. Es el fruto de sus meditaciones sobre la Trinidad.

Podríamos llamarlo la Trinidad de la Misericordia, porque en el centro está el ser humano, que es frágil y está derribado por el peso de la vida. Alrededor hay tres personas…. Uno le abraza, otro le lava los pies y desde el cielo otro desciende sobre él para darle vida, darle ánimo. Tres gestos de misericordia. Los tres círculos nos hablan de las tres personas, iguales en cuanto círculo, distintas en cuanto a la acción. El Padre abraza y acoge todo lo que es la humanidad, también el dolor y el fracaso; el Hijo lava los pies, unge al hombre en los sacramentos y lo alimenta con su gracia; el Espíritu desciende de los cielos hasta el barro de la tierra, por eso es como una paloma que desciende, como un fuego del cielo que tendría que venir a arrasar la tierra pero viene a inflamar la tierra.

¿Y qué puede traer el Espíritu del cielo? Porque hay muchas cosas que el Hijo puede lavar en nosotros y necesitamos el abrazo del Padre en muchas circunstancias. Cuando nos falta alimento o casa, cuando nos arrastra la ira o el egoísmo, cuando nos invade la soledad,…. Si nos fijamos atentamente todas estas enfermedades son síntomas de una enfermedad originaria: la falta de unión. Si hay amistad, amor, compañía,… el hambre o la desnudez no tienen fuerza, la soledad se disipa. Usamos una palabra: Comunión, que no sólo habla de «comulgar el cuerpo de Cristo» sino que se refiere a vivir en esa unión común que es el cuerpo de Cristo.

Así que son tres personas, o mejor tres acciones, el Hijo te da su gracia y su atención, el Padre su abrazo y su amor, el Espíritu te entrega la fuerza de los cielos, la comunión. Y si nos fijamos en la escultura nos daremos cuenta de que también al hombre le surge un círculo como el de Dios.

Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo esté hoy con todos nosotros….(2Cor 13,13)
(¿te has fijado que la cita se parece mucho a 1 Cor 13,13?…¡qué fácil de recordar!)

Toma y Lee – 7 de junio

Domingo de la Trinidad
EL AMOR, LA ENTREGA Y LA SANTIDAD

El cristiano, marcado ya desde su bautismo con el sello de la Trinidad, vive con respeto, amor y alegría bajo la mirada del Dios único, compasivo y misericordioso. Y es ante el mundo testigo de la caridad del Padre, de la entrega del Hijo y de la Santidad del Espíritu. Muchos se empeñan en querer establecer una igualdad y una fraternidad sin Padre, al margen del amor de Dios. Y los cristianos, muy frecuentemente, queremos implantar y robustecer la imagen de Dios Padre, sin sentirnos hermanos. Esta es una tragedia de la sociedad actual, que se convierte en un reto para los creyentes en la Trinidad. Toda la predicación de Jesús no tiene otro objetivo que revelar el amor del Padre y manifestar la cercanía de Dios, que ya no es inaccesible para el hombre. La fiesta de la Trinidad no es un «día» de ideas o conceptos, difíciles de explicar, sino que es fiesta de un misterio entrañable de vida y comunión, fiesta de un misterio de fe y de adoración. Dios no es una palabra abstracta, un motor inmóvil ni una estrella solitaria. Dios es la fuente de la vida y del amor.

“¿De qué sirve la señal de la cruz sobre la frente, si esta misma señal no está sobre el corazón?” (San Agustín)

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Éxodo 34, 4b-6. 8-9
En aquellos días, Moisés madrugó y subió a la montaña del Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en la mano las dos tablas de piedra.
El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor.
El Señor pasó ante él proclamando:
«Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad».
Moisés, al momento, se inclinó y se postró en tierra.
Y le dijo:
«Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya».

SALMO

Dn 3, 52 – 56
¡A ti gloria y alabanza por los siglos!

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito tu nombre, santo y glorioso. R.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.
Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos. R.
Bendito eres en la bóveda del cielo. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 13, 11-13
Hermanos, alegraos, trabajad por vuestra perfección, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros.
Saludaos mutuamente con el beso ritual.
Os saludan todos los santos.
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con todos vosotros.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 16-18
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito para que todo el que cree en él no perezca, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.

Avisos

Dado el estado de alarma, todas las actividades presenciales se encuentran suspendidas.
Se recupera el permiso para asistir a misa, aunque el precepto dominical sigue suspendido y se recomienda a los grupos de riesgo no salir de casa.

La parroquia, y sobre todo Cáritas, sigue funcionando de forma telemática, por email, whatsapp o por teléfono
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Parroquia — 916638594 (Teléfono y whatsapp)
Cáritas — 91810583104 (Teléfono y whatsapp)

El templo está abierto desde las 12 de la mañana hasta las 21 ofreciendo un espacio de oración. Para la atención sacramental contactad con los sacerdotes.

Centro de Distribución de Alimentos

En estos nuevos momentos de necesidad tendemos la mano para ayudar a levantarse a los golpeados por la crisis social. Desde Cáritas de Alcobendas-San Sebastián de los Reyes se ha puesto en marcha un Centro de Distribución de Alimentos para ayudar a que el pan de cada día llegue a todas las casas de nuestros vecinos.