Toma y Lee – 26 de Julio

Domingo XVII del Tiempo Ordinario

San Joaquín y Santa Ana – Fiesta de los abuelos

Jornada de Oración por los afectados de la Pandemia

“SABIOS PARA LO ESENCIAL”.

Alcanzar la verdadera sabiduría ha sido y es un empeño constante del hombre gobernante y del creyente auténtico. Salomón es prototipo perfecto de hombre sabio y de monarca que al comienzo de su reinado pidió a Dios el discernimiento para escuchar y gobernar. La fama de Salomón cundió de tal modo que todos deseaban aproximarse a él para comprobar la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.

La sabiduría es discernimiento en el juicio, distinción clara entre lo bueno y lo malo. La sabiduría que proviene del Espíritu que nos ha dado y que es fruto de las enseñanzas del evangelio, vuelve dócil e inteligente al corazón. Así el creyente alcanza madurez humana y talla espiritual, libertad de decisión e inteligencia crítica para descubrir los valores caducos.
Las dos primeras mini parábolas del evangelio sobre el tesoro escondido y la perla del gran valor hacen referencia a lo que en la opinión popular se considera como más deseable y precioso; para conseguirlo se deben sacrificar todas las otras cosas con prontitud y habilidad financiera. Descubrir un fabuloso tesoro escondido es encontrar el Reino de Dios, que se nos es ofrecido como ocasión única. Para no perderla, si es necesario, se deben empeñar todos los medios y posibilidades que están a nuestra disposición.
La sabiduría que nos propone Jesús es ser capaces de subordinar todo el nuevo tesoro descubierto desde la fe, que supera todo bien efímero y hace superfluo lo restante.

“Dame, Señor, lo que pides, y pídeme lo que quieras.”
(San Agustín)

PRIMERA LECTURA

Lectura del primer libro de los Reyes 3, 5. 7-12

En aquellos días, el Señor se apareció de noche en sueños a Salomón y le dijo:
«Pídeme lo que deseas que te dé».
Salomón respondió:
«Señor mi Dios: Tú has hecho rey a tu siervo en lugar de David, mi padre, pero yo soy un muchacho joven y no sé por dónde empezar o terminar. Tu siervo está en medio de tu pueblo, el que tú te elegiste, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. Concede, pues, a tu siervo, un corazón atento para juzgar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal. Pues, cierto, ¿quién podrá hacer justicia a este pueblo tuyo tan inmenso?».
Agradó al Señor esta súplica de Salomón.
Entonces le dijo Dios:
«Por haberme pedido esto y no una vida larga o riquezas para ti, por no haberme pedido la vida de tus enemigos sino inteligencia para atender a la justicia, yo obraré según tu palabra:: te concedo, pues, un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes de ti ni surgiera otro igual después de ti».

SALMO

Sal 118, 57 y 72. 76-77. 127-128. 129-130
¡Cuánto amo tu ley, Señor!
Mi porción es el Señor; he resuelto guardar tus palabras. Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata. R.

Que tu bondad me consuele, según la promesa hecha a tu siervo; cuando me alcance tu compasión, viviré, y tu ley será mi delicia. R.

Yo amo tus mandatos más que el oro purísimo; por eso aprecio tus decretos y detesto el camino de la mentira. R.

Tus preceptos son admirables, por eso los guarda mi alma;
la explicación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los ignorantes. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 28-30
Hermanos:
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los cuales ha llamado conforme a su designio.
Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 44-52
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.
El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Habéis entendido todo esto?»
Ellos le contestaron:
«Sí».
Él les dijo:
«Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».

Oración por los Abuelos

Señor Jesús, tú naciste de la Virgen María,
hija de los santos Joaquín y Ana.
Mira con amor a los abuelos de todo el mundo.
¡Protégelos!
Son una fuente de enriquecimiento para las familias,
para la Iglesia y para toda la sociedad.
¡Sostenlos!
Que cuando envejezcan
sigan siendo para sus familias
pilares fuertes de la fe evangélica,
custodios de los nobles ideales hogareños,
tesoros vivos de sólidas tradiciones religiosas.
Haz que sean maestros de sabiduría y valentía,
que transmitan a generaciones futuras
los frutos de su madura experiencia humana y espiritual.
Señor Jesús, ayuda a las familias y a la sociedad
a valorar la presencia y el papel de los abuelos.
Qué jamás sean ignorados o excluidos,
sino que siempre encuentren respeto y amor.
Ayúdales a vivir serenamente
y a sentirse acogidos durante todos los años de vida que les concedas.
María, Madre de todos los vivientes,
cuida constantemente a los abuelos,
acompáñalos durante su peregrinación terrena,
y con tus oraciones obtén que todas las familias
se reúnan un día en nuestra patria celestial,
donde esperas a toda la humanidad
para el gran abrazo de la vida sin fin. Amén

Avisos

Superado el estado de alarma la parroquia mantiene la prudencia y el cuidado, con limpieza y uso de mascarillas cuando no se pueda asegurar la distancia suficiente

La parroquia, y sobre todo Cáritas, sigue funcionando de forma telemática, por email, whatsapp o por teléfono
buenconsejo@archimadrid.es
Parroquia — 916638594 (Teléfono y whatsapp)
Cáritas — 91810583104 (Teléfono y whatsapp)

El templo está abierto desde las 12 de la mañana hasta las 21 ofreciendo un espacio de oración. Para la atención sacramental contactad con los sacerdotes.

De hombres y mujeres

Pongamos que un chico llamado Luis se siente atraído por una mujer llamada Ana. Él le propone ir juntos al cine, ella acepta, se lo pasan bien. Unas pocas noches después él le invita a ir a cenar, y de nuevo están a gusto. Siguen viéndose regularmente, y un tiempo después ninguno de ellos ve a ningún otro. Entonces, una noche cuando van hacia casa, un pensamiento se le ocurre a Ana y, sin pensarlo realmente, dice:

– ¿Te das cuenta de que justo hoy hace seis meses que nos vemos?

Continuar leyendo «De hombres y mujeres»

Te quiero

Compartimos un poema de Marío Benedetti

Tus manos son mi caricia​
mis acordes cotidianos​
te quiero porque tus manos​
trabajan por la justicia​

si te quiero es porque sos​
mi amor mi cómplice y todo​
y en la calle codo a codo​
somos mucho más que dos​

tus ojos son mi conjuro​
contra la mala jornada​
te quiero por tu mirada​
que mira y siembra futuro​

tu boca que es tuya y mía​
tu boca no se equivoca​
te quiero porque tu boca​
sabe gritar rebeldía

si te quiero es porque sos​
mi amor mi cómplice y todo​
y en la calle codo a codo​
somos mucho más que dos​

y por tu rostro sincero​
y tu paso vagabundo​
y tu llanto por el mundo​
porque sos pueblo te quiero​

y porque amor no es aureola​
ni cándida moraleja​
y porque somos pareja​
que sabe que no está sola​

te quiero en mi paraíso​
es decir que en mi país​
la gente viva feliz​
aunque no tenga permiso​

si te quiero es porque sos​
mi amor mi cómplice y todo​
y en la calle codo a codo​
somos mucho más que dos.​

La Comunicación en Pareja

Algunas veces usamos expresiones sin ser conscientes de todo lo que significa usarlas. Algunas palabras pueden herir más que algunas acciones, y otras veces son palabras que expresan un pensamiento que no es exactamente lo que queremos ser, a veces son sólo el resultado de una incesante charla mental que deforma la realidad de la pareja.
¿Alguna vez te has bloqueado en frases como estas?

Oración al Espíritu Santo

Oh, Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo,
inspírame siempre lo que debo pensar,
lo que debo decir, cómo debo decirlo,
lo que debo callar, cómo debo actuar,
lo que debo hacer para gloria de Dios,
bien de las almas y mi propia santificación.
Espíritu Santo, dame agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y eficacia al hablar.
Dame acierto al empezar,
dirección al progresar
y perfección al acabar.
Amén.

Jean card. Vernier (1864-1940) – completando una oración de S. Tomás de Aquino

Génesis del Matrimonio

Sé que el título es equívoco, porque no quiero hablaros de una evolución sociológica de una institución. Quiero hablaros de otro «génesis», del primer libro de la Biblia. Pero no quiero hablar de una obra literaria, sino de una obra literaria que ha sido leída como «escritura sagrada», y esto no porque la escribieran los ángeles – la escribieron y reescribieron hombre, basándose en historias que contaban abuelos y abuelas – sino porque la leyeron hombres que vieron reflejadas en sus páginas lo más sagrado de la vida humana, algo que está dentro de todos nosotros y que ellos definieron como «imagen de Dios» (Gen 1,27)

Continuar leyendo «Génesis del Matrimonio»

Comunión de Cayetana

CancionesEntrada Aleluya PadrenuestroSantoComunión Salida

Lecturas

Canciones

Entrada

Dios, está aquí
tan cierto como el aire que respiro
tan cierto como la mañana se levanta,
tan cierto que este canto lo puedes oír.

Lo puedes oír,
moviéndose entre las montañas.
Lo puedes oír,
cantando con nosotros aquí.
Lo puedes llevar
cuando por el camino vayas.
Lo puedes guardar,
muy dentro de tu corazón.

Aleluya

Aleluya cantará
quien perdió la esperanza
y la tierra sonreirá
Aleluya

Santo

Santo, santo.
Santo, santo,
santo es el Señor,
llenos están el cielo y tierra de tu amor. (BIS)

Bendito el que viene en el nombre,
el que viene en el nombre del Señor,
del Señor.

Padrenuestro

1. En el mar he oído hoy,
Señor tu voz que me llamó,
Y me pidió que me entregara
A mis hermanos.

Esa voz me transformó
Mi vida entera ella cambió
Y solo pienso ahora señor
En repetirte.

Padre nuestro, en ti creemos,
Padre nuestro, te ofrecemos,
Padre nuestro, en nuestras manos
De hermanos, (bis todo)

2. Cuando vaya a otro lugar
Tendré, Señor, que abandonar
A mi familia, a mis amigos
Por seguirte.

Pero sé que así algún día
Podré enseñar tu verdad
A mi hermano y, junto a él,
Yo repetirte.

Padre nuestro, en ti creemos,
Padre nuestro, te ofrecemos,
Padre nuestro, en nuestras manos
De hermanos, (bis todo)

ES MI CUERPO

1.-El Señor Dios nos amó
como nadie amó jamás.
Él nos guia como estrella
cuando no existe la luz.
Él nos dá todo su amor
mientras la fracción del pan.
Es el pan de la amistad,
el pan de Dios.

Es mi cuerpo tomad y comed,
esta es mi sangre tomad y bebed.
Pues yo soy la vida,
yo soy el amor.
Oh Señor, condúcenos hasta tu amor.

2.-El Señor Dios nos amó
como nadie amó jamás.
Sus paisanos le creian
hijo de un trabajador.
Como todos, El también
ganó el pan con su sudor
y conoce la fatiga y el dolor.

3.-El Señor Dios nos amó
como nadie amó jamás.
El reúne a los hombres
y les da a vivir su amor.
Los cristianos todos ya
miembros de su cuerpo son,
nadie puede separarlos de su amor.

Salida

Salve, Regina, Mater misericordiæ, vita, dulcedo, et spes nostra, salve.

Ad te clamamus exsules filii Hevæ, Ad te suspiramus, gementes et flentes in hac lacrimarum valle.

Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos converte;
Et Jesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,33;5,12.27-33;12,2):

En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.»
Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.» Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.

Palabra de Dios

Salmo – Sal 66

R/.Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R/.

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (4,7-15):

Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros. Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (20,20-28):

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?»
Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?»
Contestaron: «Lo somos.»
Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.»
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»

Palabra del Señor