Toma y Lee – 2 de Agosto

Domingo XVII del Tiempo Ordinario

“MULTIPLICAR EL PAN”.

Y es que cada uno de nosotros ya tiene su buen fardo de problemas -en su vida personal, familiar, de trabajo, etc.- como para que tengamos que cargar con fardos ajenos. A veces se nos conmueve el corazón ante las desgracias de alguno de nuestros prójimos, pero, en general, pensamos -si no decimos- que cada uno se resuelva sus problemas.
Ante nuestros problemas, jamás Dios dice: «No es mi problema» Pero aquel hecho por tantos conceptos admirable que sucedió en aquel descampado de Galilea, no es sólo un ejemplo de cómo hemos de intentar ocuparnos y preocuparnos nosotros de los problemas de los demás. Es también un ejemplo revelador de cómo se comporta Dios -el Dios que nos reveló Jesucristo- con nosotros, con cada uno de nosotros, sin excepción.
Ante nuestros problemas, nuestras dificultades, nuestros agobios, también ante nuestro personal pecado, Dios, nuestro Padre, nunca dice: «No es mi problema». Nunca nos envía, nunca nos despide, para que resolvamos solos nuestros problemas. Nuestros problemas El los siente y vive como propios. Nunca nos deja solos con ellos.

“Cuanto mejor es el bueno, tanto más molesto es para el malo.”
(San Agustín)

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 55, 1-3

Esto dice el Señor:
«Oíd, sedientos todos, acudid por agua; venid, también los que no tenéis dinero: comprad trigo y comed, venid y comprad, sin dinero y de balde, vino y leche.
¿Por qué gastar dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura?
Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos.
Inclinad vuestro oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis.
Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David».

SALMO

Salmo responsorial Sal 144, 8-9. 15-16. 17-18
R. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.

El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R.

Los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo; abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R.

El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones. Cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 35. 37-3
Hermanos:
¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?
Pero en todo esto vencemos de sobra a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan Bautista se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados.
Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida».
Jesús les replicó:
«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».
Ellos le replicaron:
«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».
Les dijo:
«Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Oración comunitaria

Danos, Señor, junto al hambre de ti, un hambre también insaciable de amor, de justicia, de libertad, para nosotros y para todos los humanos, especialmente aquellos a quienes el mundo actual estructuralmente se lo niega. Que, así, nuestra hambre de ti dará realmente contigo y no con un ídolo religioso que te suplante, a ti que eres el Dios del amor, de la justicia, de la libertad y de la implacable pasión por los pobres. Nosotros te lo pedimos recordando a Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro. Amén.

Avisos

Superado el estado de alarma la parroquia mantiene la prudencia y el cuidado, con limpieza y uso de mascarillas obligatorio

La parroquia, y sobre todo Cáritas, sigue funcionando de forma telemática, por email, whatsapp o por teléfono
buenconsejo@archimadrid.es
Parroquia — 916638594 (Teléfono y whatsapp)
Cáritas — 91810583104 (Teléfono y whatsapp)

Caridad en Vacaciones

Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes
Is 35,3

Nos vamos de vacaciones (si podemos…. y el Covid nos deja tranquilos) pero la caridad viaja con nosotros. Nuestra parroquia ha recibido una petición que para nosotros es pequeña, pero que puede cambiar la vida de una familia.

Cristian Matías es un niño venezolano que vive en Barquisimeto. Nació con hipoplasia postaxial de extremidad inferior derecha. Lleva sus cinco años de vida luchando contra una deformación de sus piernas. Cada seis meses necesita una intervención que le ajuste unas placas de metal que van poco a poco enderezando la pierna.

Sus padres nos han pedido ayuda para poder pagar la próxima operación. El coste es de tan solo mil dólares, algo que aquí en España nos parece poco peor que allí en Venezuela se antoja casi imposible.

¿Te animas a ayudarnos a enderezar lo que está torcido? Puedes colaborar con donativos en efectivo, con transferencias a la cuenta de la parroquia con la referencia «Cristian Camina» o con un Bizum al 00548 que es el nuevo número de la parroquia.

¡Llévate la Caridad de vacaciones!

Jesús les dijo: «Id y anunciad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres escuchan la Buena Noticia de la llegada del Reinado de Dios»
Lc 7,22