Toma y Lee – 31 de mayo

Domingo de Pentecostés

Hoy celebramos una de las fiestas mayores del calendario litúrgico, el Domingo de Pentecostés, en el que la Iglesia reza pidiendo: Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor
El día de la llegada del Espíritu Santo sobre los apóstoles, ellos vivían en su corazón circunstancias muy especiales. Ellos habían sido elegidos uno a uno por el Señor para ser sus apóstoles. Habían vivido tres años con El. Jesús les había enseñado a orar al Padre. Después…Jesús les había anunciado su muerte en la Cruz y su Resurrección al tercer día. Y luego de la Resurrección, encontramos a Tomás pidiendo meter los dedos en las heridas del Señor para creer. Y a los discípulos de Emaús, recorriendo un largo camino con el Señor, sin reconocerlo hasta que sentado a la mesa con ellos, partió el pan y se los dió. Luego, fueron 40 días de Jesús resucitado con su cuerpo glorioso, apareciéndose a los apóstoles una y otra vez, comiendo con ellos y haciendo nuevos milagros. Y fue el anuncio del Señor de su próxima Ascensión al Padre, y el envío del Espíritu Santo. Con la llegada del Espíritu Santo, los apóstoles experimentaron en sí la fuerza de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad: sus inteligencias y sus corazones se abrieron a una luz nueva. Habían seguido a Jesús y en sus limitaciones, habían acogido con fe sus enseñanzas, pero no acertaban siempre a penetrar del todo en su sentido: era necesario que llegara el Espíritu de Verdad, que les hiciera comprender todas las cosas. En día de Pentecostés todo eso ha pasado: el Espíritu Santo, que es espíritu de fortaleza, los ha hecho firmes, audaces. La fe y la palabra de los apóstoles resuena firme por las calles y plazas de Jerusalén.

“Si obras bien, aumentarás tu tesoro” (San Agustín)

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2,1-11
Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de un viento que soplaba fuertemente, u llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.
Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:
«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?
Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».

SALMO

Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34
Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor; la tierra está llena de tus criaturas. R.

Les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R.

Gloria a Dios para siempre, goce el Señor con sus obras;
que le sea agradable mi poema, y yo me alegraré con el Señor. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13

Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.
Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.
Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan 20,19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Avisos

Dado el estado de alarma, todas las actividades presenciales se encuentran suspendidas.
Se recupera el permiso para asistir a misa, aunque el precepto dominical sigue suspendido y se recomienda a los grupos de riesgo no salir de casa.

La parroquia, y sobre todo Cáritas, sigue funcionando de forma telemática, por email, whatsapp o por teléfono
buenconsejo@archimadrid.es
Parroquia — 916638594 (Teléfono y whatsapp)
Cáritas — 91810583104 (Teléfono y whatsapp)

El templo está abierto desde las 12 de la mañana hasta las 21 ofreciendo un espacio de oración. Para la atención sacramental contactad con los sacerdotes.

Misas en la Fase Cero

Desde el 18 de mayo nuestro pueblo está en fase cero con atenuantes. El obispo de Madrid ha autorizado el culto público, con muchas restricciones

  • El límite máximo de participantes será de un tercio del aforo completo de la parroquia. Según la Orden SND/414/2020 el aforo máximo del templo es de 210 personas, por lo que en la fase cero atenuada el aforo legal permitido es de 70 personas
  • Será obligatorio el uso de mascarillas para los fieles
  • Nos sentaremos una persona por banco
  • No nos moveremos para la comunión y la haremos preferentemente en la mano
  • Entraremos y saldremos por orden

Por ese motivo los horarios de misa se modifican:

  • Laborables (lunes a sábado) – 20
  • Domingos y Festivos – 11 – 12 – 13,30 – 20

Para facilitar la organización del aforo hemos preparado un formulario web

Toma y Lee – 3 de Mayo

Domingo de la 4ª semana de Pascua

Yo soy la Puerta

En las lecturas del cuarto Domingo del Tiempo Pascual, se nos presenta insistentemente la figura del Buen Pastor.
Gracias a la comparación de Jesús, podemos imaginarnos uno de esos corrales en que se juntan los rebaños de varios pastores pasar la noche. Al amanecer, cada pastor llama a sus ovejas y parte al frente de ellas. Jesús utiliza esta imagen, que era tan conocida para sus oyentes, para mostrarles una enseñanza divina: ante voces extrañas es necesario reconocer la voz de Cristo, que nos llega en forma actual a través del Magisterio de su Iglesia, y seguirle para encontrar el alimento abundante en nuestras almas. Cristo ha dado a su Iglesia la seguridad de la doctrina en los Evangelios, nos ha dejado sus Sacramentos, y ha dispuesto que haya personas para orientar para conducir, para recordarnos constantemente el camino que nos conduce a Él. Disponemos de un tesoro infinito de ciencia: La Palabra de Dios, custodiada en la Iglesia; la gracia de Cristo, que se administra en los sacramentos; el testimonio y el ejemplo de todos los que viven rectamente junto a nosotros. En este tiempo Pascual, que es tiempo de alegría para los cristianos por la Resurrección del Señor, pidamos a María que nos ayude a reconocer siempre su voz, que es la voz de nuestro Buen Pastor, y que sigamos siempre por el camino en que Él nos guía. En este domingo la Iglesia celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Es tarea permanente, pero más que nunca de este día, orar por las vocaciones consagradas: las que hay y las que tendría que haber. Para que sean puertas que abren el acceso a Dios y buenos pastores, como Jesús, para su pueblo.

““¿Quieres tener a Dios de tu parte? Es muy sencillo: ponte tú de parte de Dios” (San Agustín)

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